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Es la melodía que constantemente se oye en la calles, televisión, redes sociales, radios, vamos! en todos lados; acompañados con un mensaje de conmovedora esperanza, esperanza que este año 2020 nos la ha querido arrebatar sin aún resolver la pregunta que todos nos hacemos, ¿hasta cuándo estaremos en esta condición?, confinados, presos en nuestras propias casas, sintiéndonos indefensos, agregando una nueva prenda a nuestra manera de vestir (mascarillas y algunas veces guantes), las mismas que entran en cuestión si es mejor o peor para nuestra salud usarlas, sin embargo la obligación de usarlas nos hace perder disfrutar de la sonrisa que nos inspira junto a un gesto amable y amigable.

Reitero, no sabemos hasta cuándo seguiremos así, ya es casi un año en la misma situación y nadie nos da alguna pista de solución, ¿seguiremos pensando que somos los dueños de este mundo y que nos lo merecemos todo sin dar nada cambio después de esto?.

Creo que el planeta no nos necesita para nada, sin embargo nosotros necesitamos tanto de él, solemos ser tan autodestructivos, no cuidamos nuestra casa como deberíamos, nuestro planeta, nuestros recursos y riquezas naturales de los cuales vivimos, imagino que con esto por un momento lo hemos reflexionado pero después lo olvidamos y seguimos explotando y exprimiendo hasta que no quede nada, siempre queriendo más sin dar nada, o sin hacer el mínimo esfuerzo.

Hace casi un año que oí lejanamente sobre algún tipo de virus que apareció en China, al parecer se está propagando muy rápidamente y matando gente. Yo trabajaba como auxiliar administrativa en una empresa de energía, recuerdo de que a mis compañeras de trabajo y a mí nos causaba gracia, y lo tomamos en broma ya que una de ellas estaba muy constipada incluso no fue al trabajo por una crisis de fiebre, a su retorno al trabajo yo pegué el resfriado, sin fiebre pero con una tos exageradamente fuerte, obviamente se me pasó por la mente que se me pegó el dicho virus. Empezamos a preocuparnos y evitamos saludarnos de besos, estar muy cerca, a la vez separamos espacios.

Recuerdo muy bien el jueves doce de marzo del dos mil veinte, me quedé con las llaves de la oficina porque al día siguiente tenía que abrir y eso fue lo que hice, empecé mi rutina, mis llamadas, concertar citas para los comerciales, ingresar solicitudes, etc., hasta las quince horas, luego retorné a casa como de costumbre junto a mi familia esperando retomar labores el día lunes pero al día siguiente sábado recibo una llamada de mi mi jefa diciéndome que se pasará por mi casa a recoger las llaves, así que en cuanto llegó bajé, la ví en el interior de su vehículo con una mascarilla, guantes y una carpeta, la saludé desde afuera del coche sin contacto, le entregué las llaves y me pidió de que tome de la mejor manera, lo que me iba a decir; que es una lástima pero que no estaba en sus manos esa decisión, ellos (la empresa), decidió que ese día finalizaría la prestación de mis servicios y de todo el equipo comercial, ya que ellos veían la posibilidad de un cercano confinamiento y con pronóstico desconocido ya que el vius ya había entado a España y se estaba poniendo muy fea la cosa.

Yo estaba de acuerdo en cuanto tomar precaución y que los clientes no aceptarían visitas comerciales por un buen tiempo, pero traté de conservar mi trabajo ofreciéndole mis servicios desde casa con trabajo remoto, pero mi jefa me dijo que de esa manera no funcionaría con nuestro sector, así que tristemente firmé una carta de cese, carta que decía que no superaba objetivos; definitivamente eso no favorecía mi currículum, pero ¿qué podría hacer en una circunstancia así? me aseguró que no es que no quieran trabajar conmigo, es más estaban muy contentos pero la circunstancia y la economía de la empresa no lo soportaría; solo me quedó su frase: Dios mediante cuando acabe todo esto retomaremos labores, si yo aún quisiera o estoy disponible, (esas fueron sus palabras).

Pues fue inevitable sentirme un poco decepcionada por lo rápido que decidieron dejarnos sin trabajo a un grupo de personas, aduciendo que es mejor salir con dinero en ese momento, a no saber que pasará luego. Hasta ahora nunca sabré si fue lo mejor hacerlo de esa manera, o si quizá la empresa hubiese podido hacer un poco de esfuerzo y mantenernos allí, quizá con menos horas y por supuesto menos sueldo pero con algo finamente. Ese mismo día salió por las noticias el presidente a declarar cuarentena para todo España puesto que tenía que haber una forma de frenar tantos contagios que estaban yendo a mucha velocidad y a la vez ocasionando trágicas muertes inesperadas, todo lo vivido hasta ahora desde Marzo, está siendo como una pesadilla en la que despiertas y piensas que ya se acabó y resulta que estas dentro de otra pesadilla, nos asomamos por la ventana y las calles me hacían recordar a las películas de zombies, totalmente vacías, pero no todo se empezó a ver tan mal, el verde de los árboles tomaron aún más color, las aves caminaban por calzadas sin temor a ser atropelladas por algún vehículo, se oía el cantar de los pájaros y las gaviotas como una melodía de meditación en la que conectas con la naturaleza para iniciar tu día, el cielo tan resplandeciente que parecía sacado de una obra de arte, las lluvias no tardaron en manifestarse, brindándonos esa esencia tan necesaria para nuestra supervivencia, la naturaleza en su esplendor, feliz de que el destructor ser humano haya parado. Se dice de que hay conspiraciones, que este virus fue creado como arma biológica, también de que fue accidental, otros dicen que Dios nos está dando una lección y de que el planeta reaccionó a tanto abuso. Cual sea la respuesta, lo cierto es que definitivamente tenemos mucho que aprender de todo esto.

Quizás no salir nos salve la vida en esta circunstancia, no visitar a tu familia les puede salvar la vida, las pantallas y los teléfonos se volvieron único medio de comunicación para decirles cuanto los queremos y estar pendientes de que todo esté bien con ellos pero ¿ y qué de las personas que no saben utilizar la tecnología y los que peor aún, no cuentan con ella?

Sucedieron muchísimas cosas en diferentes hogares, parejas se unieron, se separaron algunas se volvieron a unir, los jóvenes y niños sin entender bien lo que pasa y porqué no poder volver a salir un momento con los amigos y ahora tienen que sumirse a un nuevo método de estudio desde casa, en algunas casas la violencia doméstica salió a la luz, más denuncias, más reflexión de las personas, más desesperación, más ansiedad, más trabajo mental por hacer, más meditación, yoga, oraciones, definitivamente de todo un poco salió a la luz, salieron los ángeles y los demonios de muchas personas y una vez más, todo esto deja ver que ser humano no está preparado para un parón así, que no es el dueño de este mundo, que a pesa de todos los avances científicos a la fecha no se sabe ni que exactamente es, ni como pararlo ¿a qué tipo de enemigo nos estamos enfrentando?
Se dice que no es real, que es una cortina de humo política, pero ¿y mis familiares y amistades que fallecieron por eso? ¿acaso murieron de mentira? pues no lo creo porque ya no los tengo en este mundo y los síntomas y diagnóstico fue covid19.

¿Cuándo hacer una vida normal? pues ahora se le llama la nueva normalidad a una vida a base de distanciamiento social, uso de mascarillas, guantes, lavado continuo de las manos y buena alimentación; ¿y ya está? genial lo haremos, pero luego salen médicos virólogos a decir que los guantes no sirven y que las mascarillas son peores, y es precisamente aquí donde ya no entiendo nada de nada.

Definitivamente sabemos que el mundo no puede estar parado por mucho tiempo, porque si no se muere del virus, se muere de hambre o psicosis del encierro. Una generación valiosa se está yendo sin contar con una sepultura digna, sin un último beso de sus seres amados, muchos negocios han tenido que cerrar porque ya no es sostenible, a pesar que en algún momento fue la ilusión y sustento de muchos, y si continuo es de nunca acabar.

Espero realmente muchos podamos sobrevivir a esto que se encuentre una cura pronto, antes de que la desesperación, desorganización, falta de transparencia y preparación nos siga llevando a seleccionar quienes viven y quienes no a causa del colapso sanitario.

Se supo de personas que lucran con la enfermedad y el sufrimiento, adulterando medicinas, oxígenos y peor aún subiendo el precio descaradamente; ¿ese es el mundo en que vivimos? si el mundo somos todos y cada uno de nosotros, llegaremos a decir, que si no nos mata el virus, no nos mata el hambre si no nos matamos entre nosotros mismos? me niego a aceptarlo, así jamás podremos ni con este virus ni con nada, el triunfo de este virus es nuestra falta de unidad, solidaridad y empatía, ¿acaso aún no lo vemos todos?

Decidí empezar a meditar, hacer yoga, un curso online, a escuchar tutoriales, emprender, apoyar en el trabajo de marketing a mi marido, escuchar audiolibros de crecimiento personal, mi marido empezó a volverse el chef de la casa y mi hija tomó cursos online, empezó a entrenar en casa y a superar una crisis de ansiedad que le dió toda esta situación, hicimos charlas familiares, juegos de mesa, nos comimos muchas series, noches de bar en el balcón, en fin! como muchas familias, inventando de todo para que el encierro no nos venza, como familia hemos crecido y nos hemos unido mucho en el confinamiento, pero el otro precio que tuve que pagar es ver fallecer a mi madre, mi hermano y dos amigos en el otro lado del continente, mucha impotencia, dolor y frustración de no poder coger el primer vuelo e ir a verlos y decirles que los quiero y los amo por última vez, teniendo que despedirme por la fría pantalla del teléfono, fue muy duro y por supuesto que ha sido igual o más duro para muchas familias.

He aprendido que hay muchas cosas que no están bajo nuestro control, que no podemos enfermarnos por forzar algo que no está en nuestras manos, a disfrutar más de la vida porque no sabes si este será el último, a no postergar un te quiero, a agradecer un día más porque a muchos ese mismo día se les acabó, a que lo que realmente nuestros hijos, amigos y familia nos recordarán por las experiencias vividas con nosotros y no por las teorías contadas, a creer en mi propio Dios, un Dios que me dió la libertad de disfrutar todo lo que hizo para nosotros, compartir y vivir al máximo sin dañar al prójimo, a dejar un mejor legado, a sembrar mucho amor para que en mi lecho de muerte no esté sola y cuando me toque irme, poder estar satisfecha de la vida que tuve, sin arrepentirme de no haber hecho algo por miedo o por la opinión de los demás.

El tiempo pasa demasiado rápido, tú decides si lo gastas renegando, airado con la vida, sufriendo, victimizandote, lamentándote, dañando a los demás o siendo la persona más feliz del mundo, agradecida, positiva sin ser irreal, dejando una buena historia para los que se quedan. Depende solo de ti cómo quieres ser recordado.
La vida no depende de los otros si no de nosotros mismos y como la vivimos.

El secreto de la existencia humana no solo está en vivir sino también en saber para qué se vive. (Fiódor Dostoievski)